Un post de Christian Morillas
Cuando hablamos de vivir en el extranjero, las palabras que te vienen a la cabeza pueden ser muchas: Erasmus, aventuras, idiomas, búsqueda de trabajo…
Depende de tu experiencia y de la de la gente que te rodea.
¿Qué dirías si una de esas palabras fuese «emprender»?
Para Christian Morillas, nuestro invitado de hoy, emigrar ha marcado un antes y un después en su negocio y en su vida de emprendedor.
Descubre por qué vivir en el extranjero puede cambiar tu modo de ver la vida hasta el punto de encontrar tu propósito y emprender el camino de hacerlo real.
Déjate llevar de la mano de Christian, y cuéntanos en los comentarios qué te parece.
¿Has vivido en el extranjero? ¿Has pensado en hacerlo alguna vez?
¡Todo tuyo, Christian! 🙂
De qué va este post
Hoy no vas a leer un artículo sobre productividad o hábitos saludables. Tampoco te traigo un tutorial o herramienta magnífica para que tu negocio online crezca.
Hoy quiero inspirar a los que están en el camino del emprendimiento. A los que tienen esa espina clavada desde hace un tiempo y a los que ya están recorriendo la ruta.
Soy Christian Morillas, autor de Productividad Al Máximo, y quiero contarte la transformación que he tenido en estos últimos años para que te sirvas de toda la inspiración para tu proyecto, idea o negocio.
De no encontrar trabajo en mi país, a emigrar a otro en búsqueda de trabajo. Y, una vez encontrado, darme cuenta que no era lo que quería.
Necesitaba encontrar mi propósito para emprender en aquello que realmente hacía que me levantase por las mañanas.
Te voy a hablar de una historia desde los comienzos, con todos los obstáculos y problemas durante el camino y con los aprendizajes por los que me siento agradecido.
En resumen: aquí encontrarás lo que me ha dado la energía necesaria para dar el paso al mundo emprendedor.
¿Vamos?
Índice de Contenidos
¿Por qué y para qué me fui al extranjero?
1. Así estaba antes de emigrar
A finales de 2011 finalicé mis estudios en Ingeniería en Telecomunicaciones por la Universidad de Málaga.
Durante todo el 2012 estuve buscando trabajo, al mismo tiempo que me mantenía activo en diferentes formaciones para ampliar curriculum.
¿Te suena eso de la «titulitis»? Hace un mes Isa lo comentaba en un email. Pues yo era un claro ejemplo de padecer ese síndrome.
Dado el penoso panorama laboral que abrumaba a España por aquel entonces, tuve que dar un paso más allá. Tenía que eliminar fronteras en la búsqueda de empleo y empecé a buscar en territorio internacional (Irlanda, Reino Unido y Alemania en su mayoría).
La oferta era tremendamente mayor, pero para que consiguieras un trabajo decente, tenías que cumplir con uno de los siguientes requisitos:
- Ser experto en alguna materia.
- No ser experto, pero manejar el idioma oficial de ese país.
Y lamentablemente, no controlaba ninguna de las dos.
Fue entonces cuando tomé la decisión de dar el paso de emigrar, de salir al extranjero en busca de fortuna. No podía permanecer más tiempo en un lugar donde no conseguía nada.
El destino fue Alemania, país europeo por excelencia para los ingenieros. Aunque por otro lado, una gran apuesta, al no saber nada de alemán.
2. Lo que pasó en el país destino
Una vez allí, empecé trabajando en la cocina de un restaurante español. A las semanas, tuve que compatibilizarlo con clases intensivas de alemán. Y a los meses, apareció otro trabajo de algunas horas semanales para un conocido instituto de investigación.
Todo ello sumaban unas 65 – 70 horas de ocupación semanal entre trabajos y clases. Los comienzos siempre son duros. Sabía que tenía que poner lo mejor de mí para poder conseguir mis objetivos.
[Tweet «Da lo mejor de ti para conseguir el mayor objetivo que tengas a la vista. #emprender»]
Al cabo de unos meses, podía notar cómo mis habilidades con el idioma iban floreciendo. Podía tener conversaciones coloquiales con relativa fluidez y era capaz de salir adelante en el día a día con la burocracia que envuelve a este país.
Comenzaba la etapa de antes de partir fuera de España.
Tocaba buscar trabajo con la experiencia y habilidades que había adquirido en los meses atrás.
Y me puse manos a la obra:
- Redacté curriculums en el formato adecuado.
- Busqué empresas del sector.
- Envié propuestas, tanto para puestos concretos, como solicitudes abiertas.
Sin exagerarte, llegué a enviar unos 60 curriculums en un par de semanas. De ahí resultaron fácilmente unas 25 entrevistas de trabajo presenciales y que por último, se tradujeron en 2 ofertas positivas.
¡2 ofertas positivas! ¡Al fin!
Había conseguido mi objetivo. En algo menos de un año, a finales de 2013, pasé de no tener nada, a empezar a trabajar en una empresa de mi sector.
No podía estar más emocionado 😀
Si lanzaba una mirada atrás, no importaban las incontables horas estudiando el idioma o friendo croquetas en el restaurante.
Al final todo tenía su recompensa.
Lo más valioso de vivir y trabajar en el extranjero
Como seguro puedes imaginar, todo este proceso no fue fácil.
Hay muchos inconvenientes a la hora de irte al extranjero sin un trabajo, sin un idioma, sin familia, etc. También hay que tomar diferentes decisiones que no siempre serán las más correctas.
Pero como siempre se dice: no existen fracasos, sino aprendizajes.
Por suerte, de todo se aprende. Solo hay que equivocarse para poder mejorar en el futuro.
Te voy a contar esos aprendizajes que me han hecho mejorar y dar un paso más al desarrollo de mi persona.
1. Ser independiente
Llegas a otro país solo. «Búscate la vida».
Puede que sea sin duda uno de los mayores miedos de la personas que quizás piensan en emigrar. Un sinfín de papeleo y adaptación, necesarios para vivir.
Por otro lado, te encuentras la falta de familia y amigos. Ahora, a miles de kilómetros de distancia, los echas mucho más en falta.
Aunque hay españoles por todos los lados, y en cierta medida es sencillo hacer nuevas amistades, al día de llegar suele ser lo que más necesitas y no tienes.
Este obstáculo es como un reto que hace que aprendas a desenvolverte por ti mismo. Nadie viene a regalarte trabajo, a ofrecerte una habitación de alquiler o a rellenar documentos para la ciudad.
Toda pequeña acción que logras, es un paso más que te llevas en tu desarrollo personal.
Aprender a ser independiente es una de las mejores formas para crecer. Ese conocimiento que obtienes por necesidad y no por gusto, es algo que nunca nadie te va a quitar.
2. Aprender un idioma
Puede que parezca algo implícito cuando llevas un tiempo viviendo en un país con otro idioma, pero no lo es.
Siempre quedarán personas que se cierran en sus círculos de amistades de misma lengua y caen en el conformismo y la comodidad.
Para mí aprender alemán era algo obligatorio. La misma semana que aterricé me puse en busca de academias intensivas de idiomas.
Nada de 4 o 5 horas a la semana. Necesitaba un empujón fuerte, así que opté por la opción de las 100 horas mensuales.
Ya no solo el hecho de estudiar en algún centro. Si enlazamos con el punto anterior de ser independiente y aprender a gestionar tu vida en este nuevo entorno, aprendes mucho más rápido en tu vida cotidiana gracias a:
- Desenvolverte con la gente local.
- Preguntar por direcciones.
- Gestionar problemas en el banco.
- Etc.
Son ese tipo de acciones añadidas que aportan un punto extra al aprendizaje de un idioma, y no la simple teoría a la que solemos estar acostumbrados.
Después de casi 6 años aquí, puedo decir que puedo mantener cualquier tipo de conversación en alemán (obviamente, siempre habrá excepciones por dialectos fuertes, vocabulario excesivamente técnico, etc).
Considero incluso que la riqueza de poseer un idioma es más que la de tener otro tipo de conocimientos técnicos. La comunicación es la base de cualquier cosa.
3. Trabajar en espacios multiculturales
Cada vez es más sencillo trabajar en cualquier parte del mundo.
Viajar se ha convertido en algo cada vez más asequible a los bolsillos, y la integración laboral en otros países ya no es una novedad.
Ya no solo en grandes empresas, sino también en pequeñas y medianas empresas.
Uno de los aspectos que desde hace años he visto que se demanda mucho, es la capacidad de una persona de adaptarse a nuevos entornos de trabajo y ser capaz de trabajar en espacios multiculturales.
No puedo asegurar que en mi país origen no se lleve a cabo, pero en la poca experiencia que he tenido allí, ha estado lejos de ser realidad.
Creo que trabajar mano a mano con una persona que puede provenir de la otra punta del mundo, puede aportar algo mayor que lo que un título puede darte.
El choque cultural también te hace mas fuerte, te hace pensar desde otros puntos de vista, a ver las cosas desde fuera de la caja. Y además, te llevas unas cuantas amistades a nivel mundial. 🙂
Por otro lado, tiene un beneficio doble que tiene que ver con el aprendizaje del idioma. No es lo mismo aprender alemán de la mano de alemanes, que de otras personas que han aprendido el idioma también.
Las formas de expresión, las entonaciones, los dialectos… Todo ello hace que tengas que esforzarte a veces un poco más para poder comunicarte.
Al final te preparas para «el peor de los casos». Ahora ya estás listo para cualquier tipo de acento que se te presente.
4. Salir de tu zona de confort
Sin duda, este punto es el más importante.
Salir de la comodidad llana, escapar de la burbuja conformista, dar un paso hacia adelante.
Hay que pensar en la idea de que casi siempre hay algo mejor ahí fuera.
Hay que pensar en grande si quieres conseguir resultados grandes, y eso solamente puedes lograrlo si empiezas a hacer cosas diferentes.
[Tweet «Sal de tu zona de confort para conseguir nuevos resultados. #emprender»]
El mayor problema que mucha gente tiene a la hora de cumplir objetivos, es el superar el medio a empezar. El miedo a lo desconocido. Por ese motivo, muchas veces abandonan la idea.
Yo soy más de la opinión de que es mejor hacer y equivocarse, a nunca saber si has fracasado por algo. Las cosas hay que intentarlas para poder juzgar si son dignas de ponerlas en práctica o no.
Cuando vives en el extranjero, automáticamente das un salto para salir de tu zona de confort. Ahora todo lo que te rodea es novedoso y tienes que apañarte por ti mismo, sin saber en muchos casos si la acción que estás haciendo tendrá un retorno positivo o no.
Y ahí estás, probando cosas nuevas, equivocándote en muchas de ellas. Y lo mejor de todo, aprendiendo de ellas para mejorar la próxima vez.
El punto de inflexión
Pasaron unos años hasta que empecé a darme cuenta de que lo que hacía no tenía mucho sentido.
Sentía que estaba desarrollando una actividad laboral y un modo de vida que se asemejaban con mis valores cada vez menos.
Comencé a pensar más de la cuenta, a tomar acción y salir de esa zona de confort.
Y di un nuevo paso en mi vida.
A continuación te voy a desglosar esos puntos principales que marcaron un antes y un después; aquellos que dieron forma al punto de inflexión para sentirme emprendedor.
1. Conocer la blogosfera
Internet se ha convertido en una infinita fuente de información para cualquier temática que se te venga a la mente. Además, es casi impensable no estar conectado a la red en algún momento.
Empecé a preguntarle a Google sobre diferentes temas:
- Emprendimiento.
- Reinvención profesional.
- Estilo de vida.
- Etc.
Iba dando con diferentes personas con las que empatizaba en muchos aspectos.
Ellos habían conseguido algo que yo estaba buscando: vivir de su pasión.
Muchos incluso partieron de un punto similar al mío: clásico ingeniero frustrado tras varios años de trabajo en oficina que termina emprendiendo su propio proyecto.
Como seguro te ha pasado, cuando empiezas a navegar, empiezas por un blog y terminas por otro, y al final te quedas con algunos de todos ellos.
No pones el filtro muchas veces en los mejores, objetivamente hablando, sino que te quedas con aquellos que más te transmiten o se asemejan a ti.
Te quedas con aquellos que más empatizan y reflejan tu situación o tu sueño.
Isa y Juanmi fueron dos personas que supieron recabar todo lo que yo andaba buscando. 🙂
2. Compartir valores en comunidades online
Los diferentes grupos o comunidades que se forman alrededor de una temática en particular me han ayudado al por mayor.
Para un cambio en este proceso de reinvención, ir solo es una opción que pocas veces funciona.
Cuando perteneces a una comunidad, las posibilidades de crecer se elevan de forma exponencial. Ya sea en grupos de Facebook, en eventos presenciales o donde sea. Todos funcionan.
Hay muchas personas que han pasado por el camino que estaba recorriendo al principio. Muchos de esos problemas u obstáculos que aparecen en los comienzos, han sido resueltos por otras personas.
Las personas que componen un grupo de este tipo, suelen compartir los mismos valores. Una vez dentro, tú te sientes uno más. Tienes a miles de personas alrededor con tus mismos intereses e inquietudes.
De ahí la importancia de rodearte de la gente correcta.
Como se dice por ahí, compartir es vivir. Generar contenido de valor, darlo a conocer de forma altruista y ver cómo has podido arreglar el problema a alguien, no tiene precio.
3. Pensar que siempre puedes aspirar a más
La actitud es clave, y las ganas las tienes que tener.
Todo tiene relación con el punto anterior de la zona de confort, de ser un poco inconformista para poder desarrollarte de la mejor manera posible como persona.
Para mí, aprender es una de mis mayores pasiones. Me aterra la idea de estancarme en el conocimiento que tengo ahora mismo.
Por ello, y bajo mi punto de vista, sé que siempre se puede aspirar a algo mayor.
Cuando tienes un objetivo, siempre hay que empezar con un fin en mente. Hay que visualizar la meta final.
Al final, el camino que recorres es la consecución de los objetivos intermedios, que hacen que tu motivación se intensifique al estar un paso más cerca de esa meta.
Mi aspiración por seguir creciendo no para. Ahora echo la mirada atrás y comparo con el punto en el que me encuentro ahora. Ni por asomo podía imaginar a dónde he llegado.
Todo ello por el hecho de pensar en grande, de saber que se puede llegar más lejos, que puedes aspirar a ser mejor en lo que deseas.
¿Cómo dar el paso de una vez?
Todo este cúmulo de aprendizajes y sensaciones me hacían hervir aún más las ganas de cambio.
Tenía la motivación necesaria para mantener una fuerza de voluntad constante en todo el proceso. Mi visión iba mucho más allá. Imaginaba esa vida que quería vivir.
Y no era la actual.
Ciertos factores fueron decisivos a la hora de tomar acción.
Aquí te los cuento en forma de recomendaciones:
1. Fórmate continuamente
Antes te he comentado que soy una persona inquieta con muchas ganas de aprender siempre cosas nuevas.
Como dijo el gran Stephen Covey en su libro Los siete hábitos de la gente altamente efectiva, hay que afilar la sierra.
Para dar el paso en condiciones, ayuda mucho confiar en otras personas.
Debía apoyarme en gente que compartía una forma de emprender con éxito, creciendo según éxitos y fracasos, para trazar la mejor hoja de ruta.
Si caminas solo, irás más rápido; si caminas acompañado, llegarás más lejos.
Proverbio chino
En la red hay muchos infoproductos, y hay que saber hacer una buena elección de ellos.
Cuando quieras aprender sobre algo, búscalo y cómpralo. De otra forma, va a ser muy fácil que procrastines esa formación o que incluso nunca llegues a hacerla.
Merece la pena estar al día de las novedades del mundo online y aprender continuamente. Yo lo hago de forma constante y me va genial.
Ponte las pilas y encuentra la que se ajusta a ti y a lo que necesitas.
2. Haz networking, crea relaciones duraderas
Aquí otro pilar fundamental.
Al final todo está relacionado: pertenecer a comunidades o grupos que comparten mismas inquietudes, tener una formación continua con referentes en el sector o hacer networking.
En este punto quiero reflejar la importancia de crear relaciones entre las personas influyentes del nicho de mercado en el que te quieres mover: productividad, nutrición, emprendimiento, marketing, etc.
Esas relaciones hay que irlas creando poco a poco, ofreciendo siempre lo mejor de ti. Aportando todo el valor que puedas desde el principio y facilitando el camino a esas personas.
Estamos en una era en la que la palabra «competencia» se ha quedado obsoleta.
Ahora hablamos de «colaboración».
No tiene que haber una única persona que lleve las riendas de un nicho completo. Hay mercado para todo el mundo, simplemente hay que especializarse de la forma más concreta posible.
[Tweet «Cambia la palabra COMPETENCIA por la palabra COLABORACIÓN y llegarás más lejos. #emprender»]
Con la ayuda del networking puedes llegar a muchas más personas de las que podrías alcanzar tú solo.
Ganas contactos, e incluso amigos, que se mueven en tu entorno digital. Con ellos puedes tratar cualquier cosa sobre la temática, así como solicitar y compartir opiniones, y mejorar.
Simplemente hay que pensar en un win-win-win: gana el lector/cliente, gana tu referente, ganas tú. Todos felices.
Te hablo más de compartir y menos de competir.
3. Piensa siempre en grande
Las ganas, la motivación y el impulso de querer alcanzar algo grande.
Cuando algo se te mete en la cabeza, tienes que ir a por ello.
Si has emprendido alguna vez, seguro que has sentido esa espina que te mantiene con actividad constante. El esfuerzo que has puesto para dar lo mejor de ti retroalimenta tus niveles de motivación.
El pensamiento positivo, sabiendo que estás en este mundo por un propósito mayor, hace que, por fin, des el paso.
Un gran visionario lleva diciendo desde hace meses lo siguiente:
80.000 emprendedores en el Bernabéu
¿Idea loca? ¿o factible? Depende del lado en el que te encuentres.
El nombre del visionario: Juanmi Olivares 😛
Me apasiona pensar en grande, saber que puedo aportar mi grano de arena para contribuir en la mejora de nuestra sociedad con lo que mejor sé hacer.
Ahora estoy dentro.
Ahora soy un emprendedor más que trabaja día a día para mejorar mi productividad personal. Mis dos grandes objetivos para este 2018 los logré hace unas semanas: 1.000 suscriptores y primeros clientes.
Hace unos meses, pensar en estos objetivos ¡era un vivo ejemplo de pensar en grande!
Estoy feliz con lo que hago para mi público, con mis contenidos y el valor que les aporto para que hagan mejor su día a día. Y sé que gran parte de ello lo he conseguido gracias a vivir en el extranjero. Desperté.
Ahora, toca seguir trabajando.
Siempre un paso más cerca que ayer.
Conclusiones
Con todo lo que te he contado quiero transmitirte que sí se puede, que el emprendimiento está al alcance de cualquier persona pese a las dificultades que pueda encontrarse.
En mi caso particular, fue partir desde un país desconocido, con todo lo que ello conlleva.
Todos los problemas se pueden solucionar, y de cada error sacas un nuevo conocimiento. Lo único de lo que tienes que tomar nota es de los pasos en los que te has equivocado para aprender de haber caído en ellos.
Quédate con la idea de seguir creciendo de forma progresiva: en formación, en lo personal, en compañeros.
Haz de cada día algo por lo que tengas que dar gracias, sin tirar horas a la basura.
El tiempo es la única cosa que depende de ti mismo, nadie más lo puede cambiar.
Si tu sueño es emprender, ponle acción hoy mismo, no procrastines. Si procrastinas, al final te vas a arrepentir. Te lo aseguro.
Ahora, te toca a ti responder.
¿Tienes una historia de emprendimiento en el extranjero?
¿Vives fuera de tu país origen y no te atreves a emprender?
¿El tiempo no se pone de tu lado cuando quieres dar el paso?
Cuéntamelo en los comentarios. Estoy deseando contestar cualquier historia o duda que tengas.
¡Un fuerte abrazo!
Christian Morillas says
¡Hola pareja!
Una vez mas, muchísimas gracias por haberme abierto las puertas a vuestro blog 🙂
He disfrutado pudiendo plasmar toda mi experiencia y el camino recorrido de estos años en el extranjero.
Seguiremos en contacto 😉
¡Un abrazo!
Isa says
Gracias a ti, Christian, por pasarte y compartir tu experiencia personal y profesional con nosotros. Ha sido un placer.
Un abrazo. 😉
Diana says
Gracias por compartirnos tu experiencia. Hace 3 meses llegue a Francia, hago una doble titulación en negocios internacionales. Cada dia me inquieta la idea de ir por el camino del emprendimiento pero no se como encontrar esa luz.
Cinthya says
Estoy iniciando como coach personal y no se como hacerme visible en las redes, conseguir clientes y crear info productos para vivir del coaching.
Gaby Periche says
La verdad que vivir en el extranjero es de las experiencias más bonitas que te puedes regalar. Lo veo así también porque como a ti, Christian, vivir fuera de mi país me impulsó a emprender mi propio proyecto, y hoy ayudar a otros «expats» a reinventarse personal y profesionalmente es una de mis pasiones. Gracias por compartir tu historia.
PD: Me encantó como describes la experiencia de encontrarte siendo independiente de la noche a la mañana, y cómo eso te ayudó a tu desarrollo personal. Me identifico al 100%.
Un saludo,
Gaby de viajayemprende.com
Christian Morillas says
¡Hola Gaby!
Gracias por pasarte a contar tus impresiones en los comentarios 🙂
Me alegra saber que te sientes identificada con todo el proceso que pasé y me hizo reinventarme en lo que soy ahora.
No cambiaría por nada todo ese periodo que he vivido en el extranjero. No solo por la parte profesional, sino por el crecimiento personal que he adquirido de forma indirecta.
Recomiendo a todas las personas que estén en fase de indecisión a dar el salto al extranjero. De esa forma pueden ahorrarse mucho tiempo de incertidumbre y al mismo tiempo, crecer en otros aspectos y facetas que no han tenido en cuenta anteriormente.
Un fuerte abrazo,
Christian
Jaime GS says
Buenas,
Amen Christian. Pedazo articulo. Me siento muy identificado con el. Aunque en Londres y tuve la suerte de no tener que freir croquetas ni meterme en el intesivo de idioma. 🙂
Creo que emigrar y ganarme la vida en un pais de diferente lengua asi sido una de las mejores experiencias de mi vida, aunque probablemente la mas dificil. Como arquitecto mi carrera se ha visto potenciada enormemente. Hace 3 años ni me hubiera imaginado haber llegado tan lejos, ni profesionalmente ni personalmente. Ahora comparto trabajo con gente de nacionalidades que ni conocias, he asistido a bodas hindues e incluso me he hecho cargo de la empresa en ausencia de mi jefe.
A mi tambien me empezo a picar el gen del emprendimiento hace algo mas de un año y en los pocos meses que llevo en este mundo puedo decir que estoy completamente de acuerdo con tus aprendizajes. En el mundo online la competencia no existe, solo las colaboraciones. Las relaciones win-win-win. Cuanto mas des mas vas a recibir. Y el camino del emprendimiento es sin duda en uno de los que mayor desarrollo personal vas a experimentar.
Soy muy partidario del aprendizaje constante, de hecho desde que deje la carrera no pare de formarme en diversos cursos y el retorno es enorme. Hoy en dia la formacion es mas accesible que nunca;blogs, trainnings, libros, cursos,…
Tambien coincido en que Isa y Juanmi consiguieron recabar todo lo que andaba buscando y en parte gracias a ellos, mi proyecto es una realidad a dia de hoy.
Eres toda una fuente de inspiracion por ver lo lejos que has llegado en tan poco tiempo, cuando se tiene la claridad y la constancia de perseguir tus sueños.
Un abrazo a los 3.
Christian Morillas says
Buenas Jaime,
¡Qué bueno verte por aquí! Otro exiliado más y amante de la productividad 🙂
Lo de freir croquetas me ha ayudado mucho en mi vida diaria. Ahora sé cocinar mucho mejor 😛
Para mí ha sido una experiencia inigualable a cualquiera que hubiera tenido antes. 6 años fuera dan para mucho, tanto en lo personal como en lo profesional.
Tú mismo lo estás afirmando, las puertas que te han llegado a abrir en tu profesión que no hubieras conseguido en España (o no al menos a tan corto plazo).
En este camino que hemso decidido tomar, el del emprendimiento online en nuestras variantes, lo más bonito que tienes el continuo aprendizaje por otras personas que ya han pasado por el mismo camino que tú. Un sin fin de conocimientos para poner en práctica y conseguir tus objetivos de forma más temprana y más concreta.
Te animo a seguir luchando y currando como lo estás haciendo. Sabes de sobra, que todo el empeño que le pones tendrá recompensa (más temprano que tarde).
Un fuerte abrazo.
Christian