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¿Te gustaría tener un equipo de personas motivadas, proactivas y comprometidas con tu negocio? No te pierdas las 7 claves que te vamos a dar para gestionar equipos y ser buen líder.
¿Quieres aprender a gestionar mejor tu equipo para que sea más productivo y consigáis mejores resultados?
Seguramente cuando empezaste con tu negocio estabas agobiado por tener que hacerlo tú todo, y soñabas con el momento en el que podrías empezar a delegar y crear equipo…
Efectivamente, gestionar personas es uno de los mayores retos a los que se enfrenta un dueño de negocio o director de un departamento, si trabajas en una empresa.
Así que hoy vamos a hablar de cuales son esos elementos y habilidades imprescindibles para que gestionar tu equipo y delegar no sea un problema, sino una aventura que te haga aprender, mejorar y que impulse la evolución de tu negocio.
7 claves para gestionar equipo y ser un buen líder
1. Sé claro y transparente con los objetivos
Si quieres un equipo comprometido de verdad, es básico que conozcan y estén alineados con los objetivos del negocio.
Debes compartirlos con ellos de forma clara y transparente para que todos sepan los resultados esperados y de esta forma evitar perder el tiempo con tareas que no son productivas.
Por esto es super importante tener un método de trabajo de alto rendimiento que te permita a ti y a todo el equipo saber en cada momento cuales son las prioridades.
Por ejemplo, nosotros en nuestro método PROEM, PRODUCTIVIDAD EMPRENDEDORA trabajamos con objetivos trimestrales y con el infinito de la productividad que es un sistema de 4 pasos para avanzar más rápido y de forma consistente.
Y es que es mucho mejor si haces que tu equipo participe de las decisiones importantes ya que de esta forma se implicarán mucho más.
Al final del día, se trata de conseguir que tu equipo sienta que forma parte de algo más grande que ellos mismos.
2. Permite que la comunicación fluya
El siguiente paso para gestionar a tu equipo de forma eficaz es cuidar la comunicación.
De poco te sirve plantear objetivos claros si durante el proceso de conseguirlos la comunicación no fluye.Déjame que me explique.
Una vez que tu equipo está enfocado y sabe adónde quereis llegar, es necesario que haya un espacio para que compartan los avances, los imprevistos y cualquier duda durante el proceso.
No se trata de controlar cada paso que den ni de largas reuniones improductivas.
Por ejemplo, una buena práctica es hacer una reunión semanal con los temas claros a tratar y un tiempo máximo.Puedes hacerla los lunes, o los viernes como nosotros.
Por otro lado, herramientas como Slack son geniales para la comunicación del día a día entre el equipo.
Slack es una herramienta de chat que permite crear canales donde hablar de diferentes temas y de esa forma tenerlo todo más ordenado.
3. Confía en tu equipo
Cuando hay confianza, las personas sacan lo mejor de sí mismas.Se sienten tranquilas en lugar de estresadas y esto hará que trabajen mejor.
Pero tienen que sentir esa confianza. No sirve de nada decir: “confío en ti”, y luego no demostrarlo cuestionando cada cosa que hagan.
Confiar puede asustarte un poco cuando no conoces a fondo a esa persona. Es normal, y con el tiempo eso irá cambiando, pero ya desde el proceso de selección lo tendrás que tener en cuenta para acertar lo máximo posible.
Así que confía y arriésgate.
Las probabilidades de éxito son más de las que crees, y tu negocio evolucionará más y mejor con un equipo de trabajo de personas que se sienten válidas y saben que confías en ellas.
4. Potencia la especialidad de cada persona
No somos ni podemos ser los mejores en todo. Cuando te centras en lo que mejor se te da es cuando tu superpoder se expande. Si cada miembro de tu equipo hace esto mismo, ¿qué crees que pasará con el negocio? Pues que cada persona, área y departamento, crecerá y mejorarán tus resultados de forma natural. Así de simple.
Si tú eres el estratega, sé estratega. Si eres el líder, sé líder.
Y deja que cada persona haga lo que mejor sabe hacer porque además será lo que más disfrute y esto hará que trabaje más feliz.
Y un equipo feliz es un equipo más productivo.
Obviamente tienes que contratar a personas expertas en su área o contratar un perfil junior, pero formarlo dentro de tu empresa.
Y también es una buena práctica reunirte con cada una de las personas de tu equipo de forma periódica para ver que es lo más le gusta o lo que menos de lo que está haciendo y seguir depurando esa zona de genialidad.
5. Delega responsabilidades y suelta el control
Sabemos que es dificil soltar el control pero tienes que hacer un esfuerzo y dejar de estar encima de todas las tareas.
Este micromanagement es muy negativo para ellos, para ti, y para el negocio en general.
Tienes que dar autonomía y delegar responsabilidades en vez de tareas concretas para lograr que trabajar en equipo sea más efectivo.
Si aplicas bien los puntos anteriores: que todos tengan claros los objetivos, que sientan que confías en ellos y haya buena comunicación… esto de delegar responsabilidades y soltar el control, debería salir de forma natural.
Y delegar una responsabilidad es decir: este es el objetivo, ¿eres capaz de asumirlo? Si, ok, pues tu eres el responsable, confío en ti y me pongo a tu servicio para lo que necesites.
Y ojo, esto de ponerte al servicio es importante, no se trata de pasar un marrón y apáñate, sino de ayudarle si lo necesita porque de esta forma crecerá, se sentirá más capaz de todo y la energía que depositaste en él se traducirá en resultados.
6. Motiva a tu equipo y hazles crecer
La motivación es uno de los motores de la productividad.
Una persona motivada trabaja mejor y de forma más proactiva para sacar adelante cualquier proyecto, o cualquier reto que se le presente.
La escucha activa es uno de los pilares para conseguir esa motivación.
Mostrar interés por sus ideas y sus proyectos contribuirá a mejorar su rendimiento.
Para evitar que con el tiempo, tu equipo se instale en la rutina de su zona de confort, es necesario que les motives proponiendo nuevos retos, oportunidades de crecimiento dentro del negocio, recompensas como formación para mejorar sus habilidades y, sobre todo, fomentar su participación en decisiones o nuevos proyectos.
7. Lidera con empatía
Liderar no es mandar ni limitarse a dar órdenes.
La diferencia entre un buen jefe y un buen líder está en la empatía y en la capacidad de mantenerse en el camino cuando las cosas se ponen difíciles.
Y no me malinterpretes. No se trata de estar todo el día en modo happy flower.
Se trata de lograr un ambiente de motivación, de metas comunes y de comprensión.
Solemos hablar del éxito refiriéndonos a los resultados, pero el éxito también es actitud, saber adaptarse y modificar nuestros hábitos para desarrollar al máximo nuestro potencial.
Y un trabajo, debe ser algo más que un intercambio de tiempo por dinero, es un lugar donde las personas se desarrollan, mejoran y evolucionan.
Cuando eres líder trabajas tu visión de negocio e incluyes dentro de ella a tu equipo. Les inspiras, confian en ti y haces que se sientan parte de algo más grande para avanzar juntos hacia la misma meta.
Y hasta aquí las 7 claves para gestionar un equipo y ser un buen líder.
¿Cuáles aplicas ya en tu negocio? ¿Crees que faltaría alguna? Cuéntanos en comentarios, estamos deseando leerte.
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